jueves, 26 de junio de 2008

El Che Guevara y el Ajedrez

JAQUE Y REVOLUCION
En la vida de Guevara convertido en Che hay un deporte con predominio absoluto: el ajedrez. Entusiasta de los certámenes internos e internacionales, continuaba disfrutando de la pasión que había descubierto con los Aguilar. En Cuba, le añadía fundamentación política: "En este momento de confrontaciones mundiales que se deban a sistemas ideológicos muy distintos, el ajedrez puede y es capaz de aglutinar a gentes de países con sistemas diferentes". El niño rebelde de Alta Gracia y el comandante de una revolución socialista se ataban por el ajedrez, moviendo reyes y torres entre los desvelos de una época y de otra.

Reproducir partida con el maestro nacional cubano Rogelio Ortega.
Jugando Ajedrez (ver video en youtube).

Guevara pasó por el fragor de la Sierra Maestra con un fusil entre los dedos y un tablero de ajedrez a mano. Maldijo hacia adentro cada vez que los trinos gruesos del asma partían el silencio que exigía una emboscada. Se frustró en los reposos de batalla cuando buscó contrincantes para el ajedrez y halló ignorancia sobre el juego. "Es que, cuando Capablanca murió, el ajedrez se olvidó mucho", expresaba. Entre combate y combate, le explicaron cómo se jugaba al béisbol y practicó junto a Camilo Cienfuegos, uno de los líderes míticos del proceso revolucionario cubano.
Tras la victoria de la Revolución, Guevara reanudó como pudo su antiguo nexo con el deporte. Sufría una especie de nostalgia deportiva. A su madre le contó: "Al rugby y al fútbol aquí no juega nadie y al béisbol no me gusta. Salvo alguna que otra partidita de ajedrez (cada tanto porque insume demasiado tiempo) o ir a pescar, no tengo evasiones".

Guevara fue el funcionario del gobierno cubano que dejó inaugurados los principales torneos de ajedrez del país. Merodeaba los tableros y, con intermitencias, participaba de todas las competiciones que podía. "El ajedrez es un pasatiempo, pero es además un educador del raciocinio, y los países que tienen grandes equipos de ajedrecistas marchan también a la cabeza del mundo en otras esferas más importantes", sostuvo en junio de 1961 al abrir el torneo para organismos estatales.

Salió segundo dos veces en los campeonatos del Ministerio de Industrias (del que era titular) y participó en los torneos del Instituto de Deportes y Recreación (INDER), en los que ascendió de la tercera a la primera categoría. Jugó partidas simultáneas contra varios de los mejores jugadores de la época (Víctor Korchnoi, Miguel Najdorf, Mijail Tal) y se dio el gusto de vencer al maestro nacional cubano Rogelio Ortega. El desafío con Najdorf se produjo en La Habana en 1962. Constituía una revancha. Guevara, joven y anónimo, había hecho tablas con Najdorf en Mar del Plata, en 1949. En el segundo duelo aquel muchacho ya era comandante y famoso pero la partida volvió a terminar sin vencedores.

Hasta 1964, el Che impulsó y jugó al ajedrez en Cuba. Después dejó la isla y, casi paralelamente, empezó a alejarse de los tableros. Pasó por Praga, donde insistió con el ajedrez, el tiro y el fútbol, y jugó muy informalmente al vóleibol. Casi no hubo más. Para su intensa, diversa y particular relación con el deporte, la partida de Cuba también fue el final.

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